Quisiera beber del mismo huerto que tu poesía duele, María, y así hacerme amigo de esa sangre con guitarras. De todo lo que escribes, nada me ha sangrado tanto como ese temblor oscuro e inacabado, repetitivo, agresivo, elíptico y efímero. De nada he captado el agua como de esa fuga, de esa ruta, de esa casa entre la bruma y el pistilo. ¿Casa? Ni retorno ni resguardo, ¡por cierto! A la intemperie: desnudo surco y vulnerable. Como la piel más íntima: arrugada, torcida, lateral. Y de nada he hecho otra navidad como de esa respiración nocturna y abollada, de ese aliento que tarda, que re-tarda su aparición y su estrategia. Acudir, siento que acudir al desprolijo de estas manos es lo que aún me queda de alma. Y a veces me pasa que pienso en el descalce, en el zurcido que atraviesa lo poético y así lo determina*.
* Todas las palabras escritas en cursiva son, de algún modo u otro –y por extraño que parezca- citas que he extraído de la lectura de sus textos. Vale decir, son la memoria del poema. Las palabras subrayadas representan el movimiento inverso: no ya citas ni recuerdos, sino —así lo quisiera, al menos— zonas donde el lenguaje se derrama, y en ese derrame, intersecta con lo oscuro de la poesía. Como puede apreciarse, son dos movimientos antagónicos, pero recíprocamente imantados: juntos generan la ocasión del poema, que es recuerdo y esperanza.
4 comentarios:
notable... la idea y el texto
gracias maria!
jajaajaj eso quiere decir que debo dejar mis agradecimientos en otro lado al parecer...
señor profesor! te gusta michaux?
Malezon, oiee mañana mi hermana t va a preguntar sobre un libro de Peter sloterdijk que necesto conseguir!
ayudame!!
aproposito t llame, pero el numero de tu casa no funciona..¬¬
Publicar un comentario