miércoles, 5 de noviembre de 2008

Escapar (poética de las cosas invisibles)

El escapista sueña con desaparecer y no dejar huellas. Este es el sentido profundo de la palabra “escapar” y no aquel según el cual significa simplemente “evadir” un peligro. El escapista, zafándose de cadenas y baúles, burlando candados y trampas de agua, en realidad anhela abandonar —sin que nadie lo note— los horizontes de este mundo. Pero, para su contrariedad, un acto siempre deja marcas, aunque sea el espacio vacante y un par de cuerdas rotas. Y estas marcas, quiéralo o no, delatan su presencia.
Por eso, la idea es que estas marcas —que, ya lo dijimos, son inevitables— no superen la calidad manchas o muecas sin sentido. Y que, por tanto, no lo señalen a él en su deriva sino que insistan, solamente, en la ocasión del descalabro.

4 comentarios:

Maca dijo...

Las cuerdas rotas, derrepente saltan al romperse y golpean las manos del tocador de cuerdas.
te mandé un claveL con mucho estilo
Saluudoos

Gitano dijo...

SIN QUE NADIE LO NOTE. Y qué evidencia mas gigantesca que el vacío?

(: saludos!

isidro. dijo...

a propósito de nudos (un poco reatardado/retrasado el comentario), ¿haz oído de la teoría de las cuerdas? ¿que en un principio no era el verbo, sino la cuerda? fisicacuanticaparaalgunos.

Maca dijo...

mmm... estoy esperando ese almuerzo!! jejeje

(ooh!! que místico! en las letras esas que salen como anti jakers para escribir sale "viande" lo que es carne en francés y lo más raro, es que no he escrito la palabra porque ya estaba escrita. esto es extraño)